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viernes, 20 de abril de 2012

¿Qué es el Progresismo?


Desde 1997-1998 en adelante en América Latina comienza a desarrollarse una corriente política que comienza a ser visualizada como el nuevo progresismo o la nueva izquierda latinoamericana.

Ese nuevo progresismo y esa nueva izquierda que se confunden y se entrelazan, van produciendo en América del Sur y en América Central la conformación de diversos gobiernos que los analistas miran como si fuera un giro hacia la izquierda, tratando de señalar que a partir de ese momento, a fines del 90, comienza a estructurarse corrientes políticas alternativas a lo que había sido la hegemonía del neoliberalismo en la región y muchos de ellos hablan que se ha producido un post neoliberalismo o estamos en presencia de situaciones post neoliberales.

Los gobiernos tales como el de Hugo Chávez, en primer lugar, en Venezuela y el inicio de lo que se llama la revolución bolivariana, da inicio a este ciclo de cambios políticos en la región. Por lo tanto, el progresismo aparece como un elemento central en la constitución de aquello. Luego le siguen el triunfo de Lula, los triunfos en Brasil, luego en el caso ecuatoriano con la revolución democrática ciudadana, con Rafael Correa. Luego en el caso de Bolivia con Evo Morales, el Mas y los movimientos sociales que dan lugar a ese experimento político tremendamente importante y auspicioso para América Latina, que es la revolución social, cultural de Bolivia.

En otros países también se produjeron cambios de esa naturaleza como fue en el Uruguay tradicional del bipartidismo. Ahí emerge y se constituye lo que es el frente amplio, lo que se conoce como la izquierda uruguaya, que permite después de muchos años  de hegemonía de los partidos tradicionales que se instaure el partido del frente amplio con Tavarez Vásquez y hoy con Mujica en el poder.
Pero también triunfa en Paraguay, después de largos tiempo de dictadura, el caso del ex obispo Fernando Lugo.

En Argentina se producen cambios significativos a partir del 2003 con la llegada de Kichner al poder hasta el día de hoy, generando una nueva dinámica política en la sociedad argentina, inaugurándose un nuevo ciclo en el país que también el kichnerismo se identifica con posiciones ya sean progresistas o de izquierda.

Cierra este proceso el caso de Perú, Ollanta Humala, que inaugura lo que podría haber sido una corriente progresista en el Perú, pero ya vemos que la evolución peruana y el propio Ollanta ha cambiado radicalmente su posición, lo que fue su planteamiento en los procesos electorales.

Hay procesos de cambios en distintos lugares de América Latina que anuncian procesos de transformación política o que han anunciado los últimos 15 años, que se han identificado con ideas progresistas o con las ideas de izquierda.


En América Latina, el único país que nunca estuvo cercano a producir un pensamiento progresista y una acción política progresista fue el caso de Chile.
Chile siempre se mantuvo a partir de 1990 en los marcos que fue la institucionalidad pinochetista, asumiendo la concertación de partidos por la democracia, una posición claramente pro neoliberal, en la cual durante 20 años profundizaron, ampliaron y extendieron completamente el neoliberalismo en Chile, por lo tanto la concertación de partidos por la democracia, de ninguna manera debiera ser considerado dentro de la corriente progresista y menos ser una coalición de partido que se ubicara en la centro izquierda y que muchas veces se le ha tratado de colocar. La Concertación siempre fue un partido de centro derecha, en el sentido que apoyaban y desarrollaban justamente un proyecto de derecha radical como es el neoliberalismo. Cuando no apoya el neoliberalismo, lo que está haciendo es apoyar a la derecha, cuando se apoya todas las acciones de pro mercado o ese tipo de situaciones, está apoyando a la derecha o apoyando el capital neoliberal. Por lo tanto, si la Concertación durante 20 años fue parte de la construcción y la ampliación de la sociedad neoliberal, es imposible considerarla que fue de la centro-izquierda o corriente progresista, fue esencialmente una corriente de centro derecha.

Es importante decirlo, porque muchas veces se tiende a pensar que la Concertación de partidos se ubica dentro también de esta corriente e incluso cuando triunfó Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, se consideraban parte de esta corriente progresista que se desarrollaba en América Latina, lo cual es una profunda equivocación, de ninguna manera estaban dentro de las orientaciones que fueron perfilándose lentamente en el continente latinoamericano para dejar claramente los que estaban situados en una corriente progresista y los que no estaban en ésta.
En ese sentido, es necesario también distinguir en el interior de estas corrientes progresistas, lo que es un progresismo radical y lo que es un progresismo moderado.

Muchas veces, corrientes electorales han utilizado un discurso progresista para terminar instaurándose en el poder, pero cuando están en el poder hacen todo lo contrario de lo que habían prometido a la ciudadanía. Es lo que ocurre en el caso brasileño, en el frente amplio y en el caso de Ollanta Humala, pero también es el caso de Ecuador, que levanta uno de los procesos políticos más interesante, que fue la revolución ciudadana, al poco tiempo se dicta una de las constituciones que se considera una de las más avanzadas de América Latina, desde el punto de vista de los derechos sociales, como también de los derechos medioambientales y que se toma como modelo para que justamente trabajar ese tipo de cosas y a partir de la idea del buen vivir, termina consolidando cada vez más el neoliberalismo, por lo que se produce un  desfase entre los que es una estructura política, la evolución constitucional, con la base económica, que sigue siendo una base económica esencialmente neoliberal.

Cuando se tiene una economía dolarizada, es decir, dependiente de dólares que produce el Banco Central de Estados Unidos, la economía está francamente dependiente del imperio y por lo tanto no tiene ninguna posibilidad de hacer reformas estructurales en su economía para salir del neoliberalismo.

Salir del neoliberalismo es un aspecto fundamental del progresismo, quedarse dentro del neoliberalismo y tratar de ser progresista es una falsedad. El Progresismo debe ser antineoliberal. Si el progresismo es antineoliberal puede ser un progresismo moderado, pero para ser progresismo radical debe salir y ser anticapitalista.
Para poder distinguir lo que se trata un progresismo radical y un progresismo moderado, hay que romper con el capitalismo, porque el capitalismo de una u otra manera es el causante de todos los males que tiene la sociedad latinoamericana y mundial. Uno no puede pensar que lo que ocurre en Grecia sea efecto de la nada, sino que el elemento gatillante justamente es la forma capitalista que Grecia asumió cuando se incorporó a la comunidad europea. Lo mismo pasa en Portugal, España y en distintos lugares donde hay una reacción de la ciudadanía de esa situación.

En América Latina también hay que distinguir aquellos gobiernos que de un progresismo radical y verbal durante las campañas electorales, cuando llegan al gobierno terminan trabajando esencialmente con el neoliberalismo o con formas neoliberales para mantener las formas hegemónicas y dominantes en la región.

En el caso chileno, se constituyó esta concertación de partidos políticos por la democracia que en un principio aparecían como antineoliberal, pero a la larga de 20 años, no lo fue, no lo ha sido y no lo será y tampoco promete hacerlo. Hoy día podrá tener un discurso que se plantea críticamente frente a lo actual, pero sin embargo, ese discurso hay que considerarlo como una técnica o estrategia política electoral. A la concertación le interesa recuperar el gobierno en las próximas elecciones y por lo tanto en ese sentido, va a tener una actitud crítica, pero eso es simplemente porque quiere volver al gobierno. Y en ese aspecto, lo que hay que construir desde el progresismo, tal vez sea una alternativa, no solamente a la derecha, sino también a la concertación. Hay que construirla desde ideas muy claras, desde ideas muy fuertes, de ideas centradas que no puedan ser disputadas justamente por ese conglomerado.

El Progresismo tiene serios problemas para poder desarrollarse dentro de una sociedad neoliberal avanzada como la chilena. A partir de esta situación concreta de realidad que el neoliberalismo, como forma económica al principio, como política económica, como el tratamiento de proceso de acumulación de capitales en Chile, tiene puesto en marcha desde 1975, no sólo quedó eso, sino que se transformó, se constituyó y emergió en los últimos 37 años una sociedad nueva. Y esa sociedad nueva es neoliberal y ésta tiene sujetos y estructuras completamente neoliberales. Por lo tanto, la transformación de esta sociedad no es una transformación que requiere sólo triunfar en un proceso electoral o ganar una presidencia, sino que se requiere un trabajo de muy larga duración para ir provocando transformaciones en los sujetos y en las estructuras políticas del país.

Una sociedad neoliberal se caracteriza por varios elementos. Una sociedad neoliberal es una sociedad profundamente desigual no sólo en lo económico, sino también en lo social y en lo cultural. La sociedad neoliberal, a partir de la desigualdad que produce, genera no sólo la existencia de clases sociales, como son todas las sociedades capitalistas, sino que tiende a generar estamentos sociales, es decir, grupos cerrados, en la cual la movilidad social dentro de una sociedad neoliberal es relativamente difícil y obstaculizada por una serie de elementos. Hay grupos que se constituyen como tal y pertenecen a ese grupo en los que no entran otros grupos. Entonces tienden a dividirla, a separarla, tratando de señalar que el otro es un peligro.

En Chile siempre hay otro que es un peligro permanente y siempre estamos construyendo otro, siempre estamos señalando que hay otro que es peligroso para nosotros, eso es propio de una sociedad que no es clasista, sino es una sociedad de orden estamental.

Una sociedad neoliberal, es una sociedad profundamente mediática, es una sociedad donde los medios de comunicación tienen el control o el manejo de la opinión pública. En una sociedad neoliberal, los medios imponen el ritmo a la opinión y generan comportamientos en los sujetos. Son los medios de comunicación de masa, especialmente la televisión, es la que produce el comportamiento de los jóvenes, de los adultos, genera a todos una forma de ser.

Uno de los aspectos fundamentales de una sociedad neoliberal es la permanente insistencia de que vivimos un presente permanente. El presente se nos vuelve un tiempo más vital de todos los tres tiempos posibles que existía en una sociedad moderna. Una sociedad que vive en el presente, no se proyecta al futuro, no se proyecta colectivamente al futuro. La biografía de los sujetos es corta.

El progresismo debe pensar en un tiempo no presente, sino que en un tiempo más largo, en el tiempo de una construcción de una forma política social nueva. En una sociedad que debe ser construida por todos, no en lo inmediato, sino que tal vez mañana o un poco más. El tiempo del progresismo no es el presente.

No se puede pensar que las soluciones que requiere para la sociedad actual, se puede realizar en el corto plazo. Por eso el proceso boliviano, lleva tanto tiempo. El proceso venezolano también lleva largo tiempo y las soluciones no se encuentran a la vuelta de la esquina, sino que se tienen que ir trabajando y elaborando en el tiempo. Por eso también, en ese sentido, un progresismo se marca la diferencia con lo que podía ser la izquierda. La izquierda siempre planteó la solución de la revolución, como el acto de la toma del poder y la toma del poder para hacer los cambios radicales en forma inmediata.

El progresismo radical o moderado debiera plantearse: Debiera cambiarse el concepto de la representación, hasta el momento tenemos representación por delegación, es decir, cuando se vota por un representante, éste se va con la representación obtenida y participa en distintas instancias institucionales y políticas y actúa sin dar cuentas a lo que sus votantes le entregaron. Eso es lo que ha predominado en Chile y en la sociedad latinoamericana a lo largo de los últimos 200 años, la delegación de la representación, los ciudadanos delegamos nuestra representación.

Se debiera establecer una delegación por mandato, es decir, que el delegado haga lo que nosotros mandamos. Desde el poder local, hay que construir una representación por mandato, por lo tanto eso implica una reforma política tremenda a nivel de los gobiernos locales. Hay que cambiar el status y las facultades que tienen los concejales en los procesos municipales. Hay que transformar a los concejales en un pequeño parlamento, en el que obedeciendo el mandato de la ciudadanía, puedan gobernar conjuntamente con el alcalde. El alcalde debe cambiar profundamente las facultades para que deje de ser un presidente chico al interior de los municipios

Un elemento fundamental del progresismo es la formación de jóvenes, de ciudadanos informados, reflexivos, responsables con su sociedad. EL neoliberalismo en Chile ha producido durante los últimos 20 años de gobierno de la Concertación una suerte de irresponsabilidad para los jóvenes, porque le ha permitido obtener lo que se denomina el voto voluntario. No puede haber gente que se excuse de participar en los procesos de responsabilidad política, que es generar un gobierno, generar políticas.

La experiencia histórica señala que en 1962, cuando se estableció en Chile el voto obligatorio, los niveles de participación se incrementaron. El voto voluntario hace que la gente sea responsable con la sociedad en que vive, no podemos quedarnos en nuestra casa cuando se están decidiendo cosas importantes.
El gobierno de Piñera se produjo por la ausencia de votantes, porque entre menos votantes existían, mayores posibilidades tenía la derecha. La derecha sabe perfectamente que en un universo electoral menor, la posibilidad de que su voto duro se imponga es más fuerte. Por lo tanto, hay que crear una sociedad de jóvenes y ciudadanos responsables, no pueden excusarse de que la política no les interesa, que no entienden la política, que los políticos son todos unos corruptos.

Se ha tratado en enlodar la política de todas formas y muchas veces acompañado con un discurso latero de los medios de comunicación respecto a eso. También hay que señalar que los políticos no han hecho muchas cosas para cambiar esa imagen.

La construcción de un poder local ciudadano se trata por ejemplo en el tema de la educación, luchar por una educación gratuita, es un elemento central y fundamental y la educación gratuita para todos y para todas, sin condiciones, porque es un derecho y como derecho humano, tiene que ser para todos los seres humanos, sin ningún tipo de distinción. Pero no tiene que estar en el Estado, la educación como otros derechos sociales, tienen que estar en manos de la sociedad, no del Estado, por lo tanto en ese sentido, quienes son responsables de cómo se financia, se administra y se desarrolla estos derechos sociales, son los ciudadanos.

El progresismo tiene que ser un fenómeno ciudadano, que parta desde los sujetos, ellos son los productores del progresismo. Por lo tanto, la nueva construcción de la sociedad, tiene que ser desde lo social, no necesariamente desde el Estado y menos del mercado.





Llegó la hora de la ciudadanía que se pone en marcha, que se levante, que cree, que desarrolle el poder, que haga otras formas de hacer política, que construya múltiples grietas que vayan carcomiendo el muro del neoliberalismo para que ése se vuelva abajo. Si no superamos el neoliberalismo, no vamos a tener una nueva sociedad justa, igualitaria y sobre todo, humana. Si no rompemos con el neoliberalismo, no podemos construir esa sociedad.


                                                      Juan Carlos Leyton
                                                          Director de doctorado de la Arcis
                                                                          jcleyton@uarcis.cl


Por Diana Rivera 
Periodista